La Semana Santa ilicitana atesora un patrimonio cultural centenario que se ha incrementado y actualizado en las últimas décadas con las aportaciones de los distintos estilos artísticos que confluyen en ella. Y dentro de este vasto acervo cultural, el vocabulario propio de esta celebración se revela genuinamente enriquecedor y digno de observación.
Uno de los términos más característicos de nuestra Semana Santa es el del Alet. Este término ha sido y es utilizado en nuestra Semana Santa con distintos significados. Uno de ellos, para describir el cargo del responsable de guiar un paso. El segundo, tal vez el más extendido en la actualidad, para designar a los responsables de la coordinación de un desfile procesional.
Alet no aparece recogido en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y ello se debe a que nos encontramos ante un vocablo perteneciente a la lengua valenciana. El Diccionari Catalá-Valenciá-Balear, del Institut d`Estudis Catalans, nos dice que esta palabra es una variante fonetica de elet (electo) propia del valenciano-catalán occidental, que es hablado en nuestra ciudad, con el significado, en su cuarta acepción, de “elegido para un cargo”.
De esta manera, este significado del término nos permite enlazar con otra de las características comunes a los distintos alets que intervienen o han intervenido en nuestra Semana Mayor, la cual es que todos ellos hacían uno de la vara de mando, símbolo de autoridad. Los alets que dirigían los pasos la portaban y era utilizada para golpear en el frontal del mismo y así dar la orden de detenerse o iniciar el recorrido. De igual forma, los alets coordinadores de las procesiones lucen en su mano el citado atributo gracias al cual son reconocidos en su función.