Una parte imprescindible de una hermandad a la hora de salir a la calle, al margen de sus titulares, son sus nazarenos.

Podríamos llegar a decir que una cofradía sin nazarenos dejaría inmediatamente de serlo. Los nazarenos son el alma de la Semana Santa y en este sentido, históricamente, los nazarenos (o «capuruchos», como se conoce popularmente a esta figura del cortejo procesional en nuestra ciudad) han sido parte importante de La Caída desde su fundación ya que desde siempre, la Cofradía se ha nutrido de un importante cuerpo de nazarenos, los cuales realizan su particular penitencia cada Martes Santo con su Cristo de la Caída y, recientemente, con su Santísima Virgen del Rosario.

Los nazarenos de La Caída se identifican por su hábito, el cual consta de túnica y capa negra con fajín granate y vuelta de capa del mismo color. Las parejas de nazarenos se dividen en diferentes tramos diferenciados por Insignias, los cuales acompañan a uno de los dos Pasos de la Cofradía. Dentro del cortejo, encontramos nazarenos portadores se insignias, que en su penitencia porta una de las insignias representativas de la Cofradía tales como puede ser la Cruz de Guía, el Guión, el simpecado, etc. aunque en su mayoría son nazarenos de luz, los cuales realizan su penitencia portando un cirio.

En la década de los 90, llegaron a procesionar más de 1200 penitentes.