Agotados, casi sin energías, con dolorosas marcas en los hombros… en mayor o menor medida los cofrades sabemos muy bien lo duro que resulta portar sobre los hombros un paso durante la Semana Santa. Pero ¿hasta qué punto entendemos el esfuerzo físico que implica realizar esta tarea? Como parte del ciclo de conferencias organizado por la Comisión del 150º Aniversario Fundacional de La Caída, y en colaboración con la Diputación de Formación de la Cofradía, el director de la Clínica PDEPIE y podólogo del Elche C.F., José Antonio Berná, respondió a esta y otras preguntas en una charla de lo más instructiva a la que asistieron decenas de amigos pertenecientes a diversas cofradías y hermandades de la ciudad.
«En la Semana Santa y el mundo de los costaleros prima más lo divino que la parte científica; pero durante los últimos años la ciencia está entrando con fuerza para mejorar principalmente el estilo de carga», comentó este especialista al inicio de su alocución. ¿Costal? ¿A dos hombros? ¿Estilo malagueño? «Si me preguntan, el mejor estilo de carga para que los costaleros no sufran es sacar los pasos a ruedas», bromeó José Antonio Berná, «pero como entiendo que esta no es una solución para casi nadie, entiendo que hay que trabajar muy bien para que el cuerpo sufra lo menos posible el esfuerzo físico que implica salir de costalero».
No en vano, explica Berná, «el costalero actúa y se esfuerza como un deportista de alto rendimiento. Durante una hora bajo el paso, el costalero puede perder cerca de 400 calorías; cuando un deportista lo suele hacer en unas dos horas». Igualmente, prosigue el especialista, algunos costaleros han llegado a registrar «hasta 160 pulsaciones en algunos momentos durante la estación de penitencia, cuando no todos los deportistas llegan a ese nivel». De ahí que sea tan importante cuidar la forma física y fortalecer la mente antes de participar en la Semana Santa como un costalero.
Estilo de carga ¿cuál es mejor?
El podólogo del Elche C.F. también centró su charla en los pros y contras que presentan los distintos estilos de carga, ensalzado las virtudes del costal por ser el método «más beneficioso y saludable» para los costaleros. ¿La razón? A costal el cuerpo sufre menos que cuando se carga a un solo hombro, gracias en parte a que el centro de gravedad se mantiene lo más centrado posible (el estilo malagueño también es la peor opción en este sentido). La capacidad respiratoria tampoco se ve mermada al tener la espalda recta y la mirada fija al frente (a dos hombros ocurre todo lo contrario), amén de evitarse también el problema derivado por el desequilibrio muscular, tan molesto entre los costaleros que cargan a dos hombros (siempre hay un hombro más alto que el otro).
Preguntado acerca de si existe problema alguno en que las mujeres carguen a costal, Berná se mostró rotundo, asegurando que el sexo no tiene nada que ver con este estilo de carga. «Seas hombre o mujer, puedes usar el costal en las mismas condiciones».
El ponente no dudó tampoco en ensalzar los estudios realizados en el Centro de Investigación de Costaleros en Granada, del que se están extrayendo datos que beneficiarán en el futuro cercano a los costaleros de toda España independientemente del estilo de carga por el que hayan apostado. Lo que está claro, prosigue Berná, es que «es importantísimo prepararse físicamente antes de salir en Semana Santa. Conviene realizar estiramientos antes de cada trabajo, usar un buen calzado, utilizar obligatoriamente la faja, y que los capataces igualen perfectamente a los costaleros».
Siguiendo estas recomendaciones, añade, «el cuerpo no tiene por qué sufrir más de lo necesario». Y es que para Berná, «no hace falta ser un súper hombre para ser costalero; basta con tener una buena forma física. Los ensayos son fundamentales en este sentido porque ayudan mucho a preparar el cuerpo, a que nuestra fatiga llegue más tarde». Eso, y seguir una buena alimentación los días en los que se va a trabajar debajo de un paso. En este sentido, el podólogo del Elche C.F. recomienda comer unos pocos frutos secos durante la estación de penitencia para recuperar fuerzas.