Lloramos tu ausencia el Martes Santo, y ahora eres Tú la que lloras ante nosotros. Virgen del Rosario, Madre de Dios; Tú que con tu mirada conmueves lo más profundo de nuestra alma; Tú, que desde hace años guías nuestros pasos y llenas de calor nuestros corazones, ahora descansas en la Parroquia de San José sabiendo que el pueblo de Elche te quiere y no te olvida.
Un nuevo rostro ilumina tu corazón, pero hay algo en ti que no ha cambiado. Algo que nos hace saber, sin explicación posible, que eres la misma Madre en la que depositamos nuestra fe hace tiempo. Y es esa fe la que nos hizo conmovernos al ver tu nueva imagen bendecida. Porque desde el sábado, 6 de octubre de 2012, pasaste a formar parte de la historia de nuestra cofradía.
Lo hiciste en un acto cargado de solemnidad y misticismo. Un acto histórico para la Cofradía de La Caída no solo por lo que allí se representaba, sino por el cómo se hizo. El altar de cultos que se erigió en tu honor, el acompañamiento musical a cargo del coro de la Camerata de Nuestra Señora de la Merced, el posterior besamanos… nada se dejó a la improvisación. Y el mejor regalo que pudimos recibir fue contemplar el rostro de tus fieles al tenerte ante sus ojos. ¿Podían estar más felices?
Y esto fue obra de tu hijo; porque fue Él quien dotó de una gracia divina al imaginero Luis Álvarez Duarte, que con sus manos y corazón fue capaz de crear una imagen tan bella como la tuya. Fue el amor que siente este ilustre tallista por ti el que le permitió captar tu amarga belleza para reflejarla de una forma tan hermosamente dura como lo ha hecho. Tal vez por eso, no dejó de mirarte ensimismado durante la Solemne Bendición con la que te dábamos la bienvenida. Pero no fue solo él.
Costaleras, nazarenos, camareras, amigos de la Cofradía de La Caída, gente del barrio de San José… todo el mundo quiso recibirte con los brazos abiertos, y no fue a pocos a los que se le llenaron las cuencas de los ojos de lágrimas al contemplar tu rostro.
Nunca antes una mirada había transmitido tanto dolor; pero a la vez, consigues que una paz interior inunde nuestra alma. Postrarnos a tus pies, con tu Santo Hijo a tu diestra siempre atento a lo que ocurre a su alrededor, ha sido una de las experiencias más hermosas que podíamos vivir. Y no podemos sentirnos más orgullosos de ello.
Eres hermosa, una auténtica Reina bajada de los cielos; pero tu mirada también nos dice que estás sufriendo, que lloras por todos los males que asolan el mundo y hacen sufrir a tus hijos. Eres nuestra Madre, y como tal te adoramos, respetamos y queremos. Sabemos que nunca nos fallarás, que siempre estarás ahí para abrazarnos en los momentos de mayor necesidad. Por eso, y porque eres ya una pieza imprescindible en nuestra vida, ardemos en deseos de verte por las calles de Elche al paso de tus costaleras, que nunca te han fallado y tanto han sufrido durante estos dos últimos años. Solo ellas entienden el calvario que han pasado para volver a tenerte a su lado, y solo ellas sabrán pasearte por las calles de la ciudad con todo su arte.
Crónica: Alberto Pastor
Fotografías: Moisés Martínez