Queda bien patente que el arraigo, la tradición y el fervor en torno a la Hermandad de La Caída, no solamente ha sido conservado, sino incrementado en el discurrir de los años merced a la excelente labor de un considerable número de relevantes ilicitanos que se han ido turnando en el discurrir del tiempo velando para que tales pronunciamientos se conserven, patentizando el sentimiento de un pueblo.

Pero esta labor no hubiera sido posible si no fuera gracias a los muchísimos hermanos cofrades que han pertenecido a esta gran familia a lo largo de su historia desempeñando sus obligaciones como cofrade en los diferentes ámbitos o colectivos de la corporación. En el caso de nuestra hermandad, hablamos de un importante número de nazarenos que acompañan año tras año a sus Sagradas Imágenes Titulares al son de un destacado grupo de tambores que crearan uno de los sonidos más característicos de la Semana Santa ilicitana. Costaleros, camareras/os, acólitos y auxiliares participan también de este proyecto que no ha dejado de crecer desde hace más de un siglo y medio.

Recordar a todos aquellos antepasados, presidente, directivos, cofrades y personas que nos ayudaron y que ahora no están con nosotros, para que allá donde se encuentren, sepan que la hermandad de Ntro. Padre Jesús de la Caída y María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos sigue viva y sigue caminando al son de nuestros tambores, portado en volandas sobre costaleros, siendo el fruto de esa semilla que ellos nos dejaron.